Amor Convexo

Me cansé de tu amor convexo,

De quererme si me necesitas,

de las curvas de tus actos,

de estar de más en la bonanza

y de menos en el barro.

 

Sé que nunca te ha valido,

Pero yo te quise todo lo que supe,

Sin embargo tú…

Tú me quisiste sólo hasta donde querías.

 

Mira,

Cuando estaba lejos, entre nubes,

de cada 3 sonrisas, una llevaba tu nombre,

de cada dos bailes, uno era a tu son,

2/3 de mi amor, para tu cara,

Si bebía agua, me sabía a tu colonia,

Y un 23% de pensamientos

te contenían en su forma abstracta.

Te he gritado sin palabras,

Buscado entre las sombras,

Te he guardado 4 anchoas

Y llorado por pudrirlas.

 

He colgado tus recuerdos

en el pasillo de mis ganglios,

Te he llorado para dentro,

Perdonado tus errores,

He aceptado tus carencias

con caricias de nostalgia.

 

He olvidado ya tus dudas,

He abrazado tus errores.

Me he inventado que fue conmigo

Por no saber que era para ti.

 

Y comprenderás que todo esto

no ha sido cosa fácil.

He llorado, he temblado en pleno Agosto,

Me he frustrado, te he pensado,

Te he entendido y agotado mi paciencia.

 

Y todo esto, comparado, empequeñece.

El mayor reto está ahora delante.

Porque ha llegado mi momento;

Mi momento de olvidarte.

5 Ratitos Consecutivos

Te pido perdón.

 

Porque hay palabras que mejor guardadas,

Besos que mejor no dados

Y sentimientos que es mejor no tenerlos.

 

¿Pero qué hago si los tengo?

Pues te los cuento sin nombrarlos,

Como ahora,

Porque también son tuyos, porque, aunque vivan en mí,

Nacieron de tu persona.

Y yo juego a que no existen,

Y te hago ver que no los tengo

Aunque asomen la patita.

 

Y yo sé que tú no los quieres,

Y lo acepto de buen grado.

Pero yo, durante 5 ratitos consecutivos,

Los llevaré por el parque para dar de comer a las palomas,

Compartiremos una lasaña vegetal en un restaurante demasiado caro

y dormiremos de la mano.

 

Y cuando me pregunten por ti,

Les contaré lo que he intuido,

Sonreiremos con nostalgia,

Añoraremos el futuro

y, obedientes, se retirarán todos a su cuarto

y se pondrán a leer un libro.

 

Ni una lágrima en esta casa.

No porque no haya pena,

Pero no se puede llorar lo que nunca ha existido,

Igual que no se puede saber lo que nunca se ha contado.

 

Ya te pedí perdón. Pero lo repito ahora mismo… Perdona…

Pero es que tengo un puñado de sentimientos viviendo conmigo

Y querían salir, aunque fuera sin nombrarse. Aunque no debieran.

 

Entiéndelo. No lo hice por mí. Lo hice por ellos.

5 ratitos consecutivos no es mucho tiempo. Tenían que aprovecharlo.

Órdenes

Si todos siguiéramos las órdenes a raja tabla seríamos más felices. Es evidente que vivir en sociedad requiere unas pautas; las pautas que hace que no nos matemos, que nos tratemos bien, que no robemos. Las pautas que compensan nuestra falta de madurez y empatía.

Tenemos la inmensa suerte de vivir en una democracia que funciona. Funciona como quiere la mayoría y precisamente otra norma nos libra de una guerra civil cada cuatro años. Porque las reglas nos enseñan a aceptar lo que es más justo aunque no sea lo que queremos o nos conviene. Y estas mismas órdenes nos dicen que lo más justo es lo que quiere la mayoría. Porque necesitamos algunas verdades absolutas en la sociedad para poder convivir.

Y sí, es cierto que hay gente que no sigue estas normas. Pero tenemos medidas; la policía, la cárcel, los psiquiátricos. Lo único que tenemos que hacer los que sí cumplimos las ordenes, es dar ejemplo. Dar ejemplo cumpliéndolas a raja tabla. Debemos ser irreprochables, intachables. Correctos.

Cumplir todas las órdenes nos hace avanzar, nos lleva a un lugar mejor; nos empujan al cambio y al futuro.

Ahora vuelve a leer el texto desde el principio. Es una orden.

 

Bien, ahora hay miles de personas enganchadas en un bucle infinito porque están volviendo a leer el texto de arriba una y otra vez, ya que la orden les obliga. Vistos desde aquí, al menos a mí, me parecen absurdos. Borregos. Incluso peligrosos.

Para leer esto has tenido que desobedecer. Has tenido que pensar por ti mismo. Te ha hecho libre.

Ahora usa tu libertad con madurez. Esa es nuestra única responsabilidad.

TENGO UNA LÁGRIMA PERDIDA

En el fondo de mi pecho,

Tengo una lágrima que está perdida.

Un día intentó brotar

Pero no encontró la salida.

Yo no le hago caso,

Pero cada martes me mira

Con esos ojos que me dicen

Yo no me voy a mover de aquí

Si tú no me guías.

 

Yo reniego de ella,

No la reconozco, no es mía.

La escupo, la insulto y la desprecio,

Le digo que mi pecho no es

para una lágrima perdida,

 

Que se vaya a los ojos,

Que en el pecho me duele

Que no deja pasar el aire,

Que siento que me falta,

Que siento que no puede,

Que siento que me oprime el ser,

Que siento que me aflige,

Que siento que no siento,

Que siento que lo siento

Que siento que no quiero

Que siento que no puedo

Que siento que no soy

Que siento que…

 

…La lágrima perdida no está perdida.

La lágrima perdida está ahí

Porque tiene que estar ahí.

Está en el pecho

Porque se cansó de ser secada con mi manga

Está en el pecho porque si sale por los ojos no la veo.

Está en el pecho porque ahí la escucho.

Está en el pecho porque es suyo.

 

La lágrima perdida,

Aunque no quiera, aunque me duela,

Aunque me haga llorar,

La lágrima perdida soy yo.

 

La lágrima perdida…

…Ella sólo quiere ser mi amiga.

Vivimos en un «sinvivir»

Vivimos en un “sin vivir”. Los valores están desvalorados. Los obreros quieren ser empresarios. La izquierda lucha por los derechos. La derecha no hace ni una cosa a derechas. Vivimos en la era de la información, y precisamente usan esa información para desinformarnos. La policía lucha por restablecer la desigualdad, los políticos miran por los grandes empresarios, pero salen electos con los votos de los trabajadores. De los pocos que quedan.

 

Los niños hacen lo que quieren. Los abuelos están encadenados. Aprendemos de los ignorantes e ignoramos a los eruditos. En clase pegan al estudioso y veneran al inculto. De mayores no cambiamos nada, porque los niños son el reflejo de los adultos, y no al revés.

 

La fruta se pudre olvidada, las golosinas atestan nuestras despensas. En verano pasamos frío, en invierno calor. No tenemos para llegar a fin de mes, pero no nos puede faltar el móvil.

 

Agredimos a los mendigos con nuestra desconfianza. Confiamos en las grandes multinacionales y les agradecemos el servicio prestado.

 

Los éticos, son señalados; los patéticos, seguidos. Luchamos por la mediocridad. Se leen Best Sellers mientras Büchner cae en el olvido.

 

Todo el mundo protesta, pocos reivindican. Los que lo hacen, son condenados de terrorismo, cuando los que dictaron esas leyes, son los que causan el terror.

 

El deporte ya no se practica, se ve por la televisión. La gente se empobrece, por eso se suben los precios. Cuando más necesitábamos su ayuda, ellos van y se confunden, y nos mandan ayunas. Es raro, pero los que se pasan tumbados todo el día sin hacer nada, no pueden permitirse ninguna extravagancia.

 

Los policías son suficientemente maduros para llevar armas, pero no tanto como para sentarse y hablar. Son tan maduros que solo siguen órdenes. Órdenes que desordenan.

 

Y yo creo que entiendo todo esto. Precisamente por eso, no entiendo nada.

Mosquito

Madrid, 4 de la tarde. 45 grados a la sombra. Sudor en la frente. Polución colándose por la ventana. Aspas de un ventilador trabajando para su amo. Y un mosquito; luchando contra la ráfaga de aire. Sollozando por el esfuerzo.

Marta, que no había ido a la guardería porque era sábado, fue en su ayuda. Con pasos torpes se acercó y le tendió una mano. El mosquito se posó, y juntos fueron hasta la habitación de los juguetes. Marta le contó sus problemas con Diego, que en clase siempre se metía con ella. Le enseñó sus pinturas e incluso colorearon juntos. Mosquito peinó sus muñecas e hizo de alumno cuando jugaron a las escuelas. Llegó la hora de dormir, así que Marta se metió en su cama y acomodó a Mosquito en la cajita de un anillo.

A la mañana siguiente, Marta se despertó y vio a Mosquito en su cajita, inmóvil. Muerto. Los mosquitos no viven mucho. Aún así Marta lloró un poquito. Lloró hasta que, al mirarse en el espejo, vio que tenía una picadura en la mejilla. Como un beso de despedida. Como un recordatorio de que Mosquito dedicó su vida a pasar una tarde con Marta

Te persigo cortesmente

No me verás parado

porque temo que me alcances.

Sin embargo te persigo

con la guía del perfume

que te sale de los codos.

 

Te acaricio en el vacío

por miedo de que

al tocarte, te conviertas

en verdad de la buena

y me digas que me ajuntas,

y que pase a ver

tu Pokeball color roja.

 

Me asusto de tu cepillo

de dientes en mi baño,

busco tus pelos en mi almohada,

para hacer con ellos

un gatito para acariciar

y enseñarle que ronroneo.

 

He mejorado en casi todo

con la esperanza de que,

si nos vemos, tú lo notes

sin que yo te lo enseñe

y alabes en mí el cambio

y te haga pensar que

quizás,

estuviste equivocada.

 

 

He querido muchas cosas.

Como cocinarte sin pereza,

limpiar los cristales

por si pasabas por mi calle

y amar lo que rechazo.

 

He sudado 12 veces

mis recuerdos junto a ti

y he bebido agua nueva

que me sabía a pura mierda.

 

Y después de todo,

me he dado cuenta de que

si no estás aquí,

si no me arrepiento

de abrazarte en el verano,

si no te miro de reojo el Wassap

por mis desgastantes inseguridades,

es porque tú no tienes nombre

igual que yo no tengo vida.

Va por ti, mi amor

Me niego a escribir el típico relato de amor pastelero. Más que nada porque son mentira, perpetúan un concepto de amor romántico tremendamente dañino y, en mi opinión son superficiales.

 

Sin embargo, me obligas a ello. Porque haces que no entienda.

 

¿Cómo es posible que, si las veces que nos hemos visto no conectamos, tenga tan claro que me encanta tu persona?

 

¿Qué maldito perfume usas que, solo con los dos besos de despedida, me dura dos días pegado a la piel?

 

¿Por qué, aunque no te conozca, la mayor certeza de mi vida es que nos reiríamos cada día, compartiríamos el camino y la vida volvería a ser un juego, como cuando vivía con mis padres?

 

¿Cómo es posible que mi comida favorita ahora sean tus recuerdos?

 

Y, precisamente esta es la razón por la que nunca te digo de «quedar a tomar una cerveza y dejar que se caliente por miedo a no mirarte al beber y, al bajar la mirada, descubrir que todo era un sueño.»

Porque sé que todo esto que yo siento, tú también lo sientes. Igual que sé que, precisamente por esto, no estaré a la altura.

 

Ya dije que el amor romántico no existe. Nadie puede estar a la altura de un ideal. Te acaba defraudando. Y te pegas la hostia.

 

De todas formas, si cuando leas esto, mujer de mis tentaciones románticas, te reconoces y ves que te apetece, puedes invitarme a tomar una cerveza. Prometo dejar que se caliente. Prometo defraudarte y defraudarme a parte iguales. Prometo no ser el que esperabas y descubrir que tú no lo eres. Prometo que tu perfume no me durará dos días en la piel y que mi comida favorita volverá a ser el cocido. Como cuando vivía con mis padres.

 

¿Sabes? Un día, cuando vivía con mis padres, descubrí que no lo eran todo ni lo sabían todo. Lo pasé mal, me decepcioné. Me pegué una buena hostia. Pero precisamente ese día dejé de necesitarles. Y casualmente, ese día empecé a quererles.

Disculpa

Sin pensarlo, te diría que lo siento.

 

Si lo pienso, ya no lo siento tanto.

 

Siento el sentimiento de sentirlo, claro

 

Pero no pienso que sentirlo sea acierto.

 

A veces siento cosas que no pienso,

Entonces una de las dos es en vano

Y lo que pienso sin querer lo derramo

Por lo que siento en este preciso momento.

 

No pienso que esto sea lo correcto,

Es lo que me pasa en este caso

En el que pensar y sentir son rayos

Lanzados contra el interior de mi pecho.

 

Perdón si me lío con el texto,

En definitiva, solo te quería contar,

Que lo siento sin más,

Pero que, ni mucho menos, te pienso.

Soy un poema por escribir

Hoy me levanté siendo un poema por escribir.

Tenía dentro de mí las palabras,

Pero no tenían nombre.

Tenía los colores y el lienzo,

Pero no sabía cómo usarlos.

Hoy amanecí teniéndolo todo,

Menos a ti.

Estaba inconcluso,

Me faltaba la inspiración.

 

Y he mirado ojos, labios, besos e incluso el atardecer.

Te he buscado en las esquinitas de mi persona,

He respirado tu perfume,

Mirado nuestras fotos,

Leído nuestros wasaps

Y empujado una lágrima pensando en lo que no fue.

 

Te he buscado con tanta fuerza

Que casi vuelvo a inventarte.

Te he querido tanto

Que casi te valoro.

Te he echado tanto de menos,

Que casi me lo creo.

 

Y al final del día, yo seguía siendo un poema

Inconcluso.

Hasta que, con los ojos apagados

Y la mente en suave brisa,

Te encontré.

 

Una lástima, me sigues siendo insuficiente.

 

Pero mañana, volveré a ser un poema

Inconcluso.

Volveré a buscarte, volveré a inventarte, volveré a empujarme,

volveré a quererte más de lo que quiero.

 

Mañana quizás lo haga mejor. Mañana quizás esté a la altura.

 

Entonces, tú dejarás de serme insuficiente.

ODIO PRIMITIVO

Ese tío me ha jodido la vida. Ha destruido todo lo que verdaderamente me importaba. Le odio tanto que le quemaría vivo y con la llama moribunda aún en su pelo, me encendería un cigarrillo. ¡Que satisfacción oírle ahogar sus gritos para no satisfacerme! Nadie en su sano juicio podría hacer lo que él me hizo. Odio primitivo. Sed de venganza.

 

De repente,  le encuentro. Ahí estamos los dos, uno a cada lado del espejo.

No es para tanto

Los latidos de mi corazón nunca se acompasaron con los de nadie. Nunca me he quedado sin aliento al ver su pelo ondeado por la firme caricia de la brisa. Jamás he derramado una lágrima rebelde mientras admiraba la belleza y perfección del arco iris. Nunca bajaría hasta el infierno para salvar a nadie.

 

Quizás no entienda lo que es la vida. Quizás no la disfrute tanto como otros, pero no me sale emocionarme al oír cantar al ruiseñor. Tampoco he tenido nunca un archienemigo. Ninguna belleza me ha dejado nunca sin palabras, aunque ahora que lo pienso, a lo mejor alguna me hizo decir tonterías; en cualquier caso, nunca sentí el hechizo de un ser feérico.

 

Nunca he sentido tanto dolor como para desear mi propia muerte. Ni tanto odio como para enloquecer.

 

Quizás sea por mi corazón. Le pediré a la televisión que me lo devuelva.

EL SENTIDO

Corretear por una escuela abandonada,

Comerse un hielo a mordiscos en invierno

Y echar vaho como si fumaras.

Tejer un felpudo con la tela de un jersey,

Pintarse un bigote en la nuca con un edding.

Matar una avispa por si acaso,

Matar un país por si las moscas.

Matarte a ti para no tenerte,

Matarme a mí por no atreverme.

 

Escupir a Mamá por ser infiel,

Invitarle a cocaína a tu hermano pequeño,

Pedir disculpas en el sobre de mi voto,

Encender la tele y dejarla sin sonido.

 

Desayunar las sobras de la cena,

desear no haber nacido

y haberte conocido antes;

antes de que fueras tú,

Antes de que yo dejara de ser yo.

 

Pedir perdón por algo que aún no he hecho,

Rendir cuentas a Dios

Y que me salga a devolver.

Hasta aquí he llegado.

 

No le busques el sentido. No pierdas más tiempo. Que le den por culo al sentido

Por una vez, le toca a él buscarte a ti.